Mientras escuchaba este programa donde estaba Gerardo de Tirando al medio escuché ciertas posturas encontradas respecto de Scioli.
Seré breve. Lo que llamó mi atención no fue el notorio desagrado que Obarrio mostraba frente a la definición que tuvo el gobernador respecto de las mujeres embarazadas, y tampoco la defensa que hizo Gerardo de eso mismo, ni tampoco la gran amplitud con que varía la diferencia en que unos y otros entienden la política.
Más llamativo resultó la incoherencia que surge de unos comentario al principio, donde parecían burlarse del kirchnerismo donde por nada más que unas fotos o un partido de fútbol pegaban el grito en el cielo respecto de DOS, en combinación a la recepción del comentario de Gerarde cuando dijo que lo que esperaba de Scioli era que se definiera, y que eso era lo que hizo (o pareció que pensaba empezar a hacer) el otro día. Es decir, lo importante no es lo que piense en su fuero íntimo sino lo que manifieste. Y, en particular, lo que manifieste llegado el caso de que le toque un cargo ejecutivo de mayor envergadura del que ahora tiene. Puede ser ultra-anti-kirchnerista si quere (me pareció que era el planteo), pero eso no importa siempre y cuando no se traduzca en hechos. La incoherencia, digo, de la mayoría de los periodistas participantes del programa que parecían tratar de excesivamente crédulo a uno de ellos por un gesto aparentemente ínfimo de Scioli cuando las pruebas de la supuesta falsedad del mismo les parece irrisoria cuanto motivan el reproche cristinista.
En fin, parece que la oposición mediática (la que más se hace notar, por otra parte) se ha creído nuevamente que el kirchnerismo ya fue. Pero, como dijo Manolo, todavía puede ser Cristina 2019 y 2024. El tema es qué piensa ella del interegno y cómo prepara su estrategia.
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