martes, 23 de julio de 2013

Milani, las contradicciónes, la fuerza y la seguridad

Resulta llamativo (bueno, al menos a mi me llama la atención) el ímpetu así como la insistencia con que algunos, de entre los más prestigiosos medios, dan centralidad a las denuncias donde se vincula a Milani con la represión ilegal de la última dictadura militar. Podría ser que "necesitan llenar espacio" como me comentaba alguien o que  "estamos en plena campaña". Pero quedarse ahí, tanto en una como en la otra explicación, sabe a poco. Y una cosa que queda sin tocar por ambas es la cuestión de en qué medida no los denunciantes, sino los medios que las propagan, creen o no creen en lo que repiten. Repiten, pues una y otra vez dicen lo mismo. Pero ¿creen en eso? Porque si no creen ¿por qué lo repiten? Alguno dirá que por buscar un efecto político. Pero además de los efectos buscados están los otros.

Es frecuente que, indignado por algo, alguien proteste, pero se queje de otra cosa. Esto se ve claramente en los más chicos. Pero que se haga deliberadamente... eso no es tan común.

Pero la cuestión a que quería llegar no es esa sino otra: qué nos dice esto del devenir político de nuestro país. ¿Se convertirá el kirchnerismo en la defensa a ultranza de las fuerzas de seguridad ante un creciente reporoche de se actuación en los '70 por parte de La Nación y Clarín. (Es obvio que no).

Algunos creen que con esto se hace mella en una especie de interna en el oficialismo, en particular el sector más antimilitarista, la así llamada progresía. El caso serviría, bajo tal hipótesis, para agudizar dicha contradicción. No sé si esto es así, pero si lo es no parece que se haya evaluado si realmente esa grieta es capaz de romperse por ese golpe, ni cuanto caería con ello.

Más bien me parece a mí que puede verse como una "estrategia ad hominem". No se critica la decisión sino que se señala que ella marcaría una autocontradicción del oficialismo, y se confía  en que al público, eso le parezca inadmisible. A fin de cuentas nadie parece haber presentado pruebas en contra de Milani, y no se han publicado aun más que presunciones.  Y los detractores de la política de DDHH no deben preocuparse mucho por este caso puntual (claro que los mismos medios, si bien Clarín con más idas y vueltas, son detractores de tales políticas). Y si uno los escucha entusiasmarse con un caso así, puede a su vez parecerle que lo que hay es otra cosa. Y no me refiero a la mera cuestión electoral, pues hay muchas cosas más que podrían en ese contexto atraer su atención. Mi hipótesis es que la misma incredulidad en dicha política impide diferenciar unos de otros casos y entonces se creen autorizados a reprochar que no se juzga con la misma vara, pues la diferencia estaría en eso mismo que no se concede (la legitimidad de los procesos). Me hace acordar a cuando Tenembaun se quejaba de que, según él, Kirchner no quería involucrar en su gobierno a nadie que pudiera asociarse, de ninguna manera, con nada que tuviera que ver en los setenta, por más que no hubiese tenido nada que ver con la represión. Esta idea parece estas presente en estas críticas.

El error de tal "ad hominem" está en que es prescindente del valor propio del caso, de lo que se señala con él. Es decir, no le importa si hay o no verdad en lo que se hace, sino que se contradice con otras cosas que también se hacen. Pero el riesgo está en que la balanza se terminará inclinando en función de caso, no del sistema, cuando la marea pase. El ad hominem sirve cuando, además se aplicarse, se puede estar seguro de que en el caso concreto se tiene razón, pero si no...

Ahora a lo que quería ir. Todo esto conduce a un tema de mayor importancia que todo esto: la relación entre la fuerza (las fuerzas) y el gobierno. Y en particular, las fuerzas no encargadas de la defensa, sino de la seguridad (la diferenica es clara, pero no siempre es asi en el ideario colectivo). La relación, todo el mundo lo sabe, no es de lo mejor, y no lo ha sido durante la última década. Si se observa el lado del gobierno se ve que últimamente han surgido algunas señales que han apuntado hacia un mayor entendimiento, si bien no parece que hayan bastado para cambiar en lo más mínimo la cosa. Y el tema de la seguridad, tan sensible, está a cargo de las fuerzas. Una cosa es controlar las fuerzas, mantener sus procedimientos dentro del margo legal, y otra la política contra el delito, cuyas tareas centrales son específicamente suyas. El denuncismo puede ser más o menos útil, incluso a veces necesario, pero es siempre insufuciente. Y uno de los grandes problemas aquí es una falsa contradicción entre seguridad por un lado y respeto de los derechos mínimos por otro. Muchos han puesto énfasis en lo segundo, y así se ha avanzado mucho. El desafío parece que eso sólo no basta y que se debe también hacer énfasis en lo otro, mostrando a la vez que no hay antinomia alguna.

domingo, 21 de julio de 2013

Una mirada sobre el futuro desde La Nación

Por más divisiones que desgarren nuestras sociedades, nunca deja de ser cierto que en los grandes fines estamos todos de acuerdo, y que el problema está siempre en los medios. Todos anhelamos y deseamos la justicia, pero no nos ponemos siempre de acuerdo en qué acto ésta se realiza, por ejemplo. Otro tanto ocurre con el "éxito" de una Nación.

En este punto es cuando se suele apelar a los "intereses" para explicar estas diferencias. Un estanciero querrá que la aduana funciones de una manera y el que fabrica cucharas de otra.

En en diario La Nación se publicaron algunos artículos sobre las impresiones 3D, por ejemplo acá http://www.lanacion.com.ar/1600714-dale-print-impresos-3d-con-aires-de-revolucion

Sin duda que es un invento que puede cambiar muchas cosas, al modo al que nos tiene acostumbrados ya la tecnología. Pero me parecía interesante el modo en que el periodista de la nota se refiere a los cambios con los que, todavía, fantasea:

" ¿cómo afectará una eventual difusión de esta tecnología disruptiva a la economía argentina?

A priori, uno podría pensar que se tenderá a un esquema que premiará aquellas cosas que hacemos bien (producir materias primas, creatividad y diseño) y les bajará el precio a las que no hacemos tan bien (industria manufacturera). Ergo, estaríamos, como dijo un ex presidente, "condenados al éxito", y ardería la interna de la UIA, con el desembarco de los nuevos hombres fuertes de Epson, Hewlett-Packard (o de las empresas que capitalicen el boom de la impresión 3D) en los puestos clave del directorio de la central fabril."

¿Será este el futuro con el que fantasean muchos más?

domingo, 14 de julio de 2013

Pensando en 2019

Mientras escuchaba este programa donde estaba Gerardo de Tirando al medio escuché ciertas posturas encontradas respecto de Scioli.

Seré breve. Lo que llamó mi atención no fue el notorio desagrado que Obarrio mostraba frente a la definición que tuvo el gobernador respecto de las mujeres embarazadas, y tampoco la defensa que hizo Gerardo de eso mismo, ni tampoco la gran amplitud con que varía la diferencia en que unos y otros entienden la política.

Más llamativo resultó la  incoherencia que surge de unos comentario al principio, donde parecían burlarse del kirchnerismo donde por nada más que unas fotos o un partido de fútbol pegaban el grito en el cielo respecto de DOS, en combinación a la recepción del comentario de Gerarde cuando dijo que lo que esperaba de Scioli era que se definiera, y que eso era lo que hizo (o pareció que pensaba empezar a hacer) el otro día. Es decir, lo importante no es lo que piense en su fuero íntimo sino lo que manifieste. Y, en particular, lo que manifieste llegado el caso de que le toque un cargo ejecutivo de mayor envergadura del que ahora tiene. Puede ser ultra-anti-kirchnerista si quere (me pareció que era el planteo), pero eso no importa siempre y cuando no se traduzca en hechos. La incoherencia, digo, de la mayoría de los periodistas participantes del programa que parecían tratar de excesivamente crédulo a uno de ellos por un gesto aparentemente ínfimo de Scioli cuando las pruebas de la supuesta falsedad del mismo les parece irrisoria cuanto motivan el reproche cristinista.

En fin, parece que la oposición mediática (la que más se hace notar, por otra parte) se ha creído nuevamente que el kirchnerismo ya fue. Pero, como dijo Manolo, todavía puede ser Cristina 2019 y 2024. El tema es qué piensa ella del interegno y cómo prepara su estrategia.

miércoles, 10 de julio de 2013

El peronismo del Norte

Hace poco, alguien dijo algo así como que Massa ha logrado que la blogosfera se pusiera a debatir de política. Como se trata de un fenómeno en el seno del peronismo, mi impulso es el de leer aquellas voces autorizadas antes de poner por escrito mis impresiones, dado mi lejanía de hecho con dicho movimiento. No sin embargo con el lugar geográfico donde según parece se apoya fundamentalmente Massa, lo cual me da algunos puntos en qué pensar.

El otro día, un amigo decía que Massa era "kirchnerismo sin derechos humanos" (basándose en una ecuación simple: nos habíamos referido a quienes definían a este ultimo como menemismo con derechos humanos). Y es interesante que mucho de lo que se escribió (y no sólo en los blogs) son "caracterizaciones" de Massa. ¿Qué es el massismo? parece ser la cuestión. Pero al mismo tiempo, más que preguntar lo que se hace es responder.

Una primera respuesta que surge de datos blandos (los números de los encuestadores) y las acciones de los intendentes vendría a ser la ya mencionada: el peronismo de norte. En concreto: San Isidro, Tigre, Vicente López, San Martín. Estos partidos parecen ser la base electoral de la propuesta de Massa.

A diferencia del kirchnerismo, que surgió como una crítica fuerte de un pasado reciente, pero evocadora de otro pasado, un poco idealizado, el massismo es el puro futuro, lo nuevo. La cuestión que parece quedar planteada es, más allá de que Massa haya encolumnado muchos ex-K ¿cómo va a hacer para no obtener los mismos resultados que las anteriores versiones del peronismo disidente? Claro que no compite, en esta elección, contra ningún Kirchner, así como tampoco Cristina se va a presentar a elecciones en 2015, aunque quizá pueda candidatearse nuevamente a senadora, ni idea. Lo cierto es que la misma estrategia de Massa da cuenta de que las cosas no ocurrirán en este "fin de ciclo" (sea que se resuelva en continudad o no) como el de la segunda década infame (según una banda de H.C. que sonaba en los noventa). Es decir, no parece que vaya a haber desmoronamiento del kirchnerismo (a eso, al menos, apuestan tanto Massa como Scioli), de modo que todo lo que significa Massa pasa a ser un tema fundamentalmente del campo opositor. En otras palabras: me sorprende que el debate se centre tanto en Massa y no haya mucho análisis respecto de la estrategia de Cristina. Probablemente sea por la reserva que ella guarda al respecto, y el verticalismo de su fuerza.


"siempre junto a la urbe"