Se habla seguido de la batalla cultura. Ya hablar del tema es un dato que sirve para saber del que habla un poco de lo que piensa al respecto. Tal como dice el MAKnual, es propio del movimiento k instalar la opinabilidad. Pero ¿por qué es así?
Es un hecho básico que no por ser así es menos importante: la opinabilidad existe cuando no hay una opinión (ortodoxa o no) indiscutible. Lo contrario a la opinabilid es el pensamiento único (por usar una frase común años atrás). Así, ahora voy a opinar (y sin pretender que mi opinión sea la única válida) sobre la opinabilidad.
Ya la existencia de "batallas culturales" implican eso de que no hay una única opinión, un pensamiento único. Son casi sinónimos. Pero lo importante hoy en día es remarcar que, si bien "casi" lo son, no lo son en realidad. Dos paises que no estén en guerra, pero con puntos en disputa pueden mantener distintar opiniones y sin embargo no confrontar en una batalla. Así, la "opinabilidad" no es sinónimo de "batalla cultural" sino que esta última es cuando la disputa se lleva a un grado mayor de confrontación. Puede haber una "tregua cultural". También una diplomacia: se pueden tratar las diferencias, digamos, en forma civilizada.
Eso no es lo mismo que pensamiento único, es una forma superior de la paz: no la que implica que uno subyuga al otro, sino donde cada uno encuentra su lugar, por así decirlo. Sería muy dificil delimitar bien este punto, la diferencia entre una cosa y la otra, pero el tema era más bien por ahora postear sobre otro tema.
Y es el de los debates a esta altura de la "batalla cultural" en nuestra relidad política. El kirchnerismo, en particular el gobierno de NK, implicó un fuerte avance contra el pensamiento liberal de los '90. En esa época, podría decirse, veníamos de una hegemonía del pensamiento que llamaremos precedente. El otro, que se le opuso, lo llamaremos, contrario.
Así, la dialéctica nestoriana fue esencialmente negativa: el contrario fue ganando espacio ante el precedente. Y le fue bien.
Ahora, en tiempos cristinísticos, sea por los motivos que fueren, la fase negativa tuvo su ciclo. Algunos, equivocados sin duda, creyeron que era un "fin de ciclo para los K". No se dieron cuenta (¡y eso que se les advirtió!) que el fin de ciclo era de la negatividad: y salieron, consecuentes con su error a propagar su propia negatividad contra los K, reforzandolos. (Lo increíble es que algunos todavía lo siguen haciendo).
Esto le dió un impulso al cristinismo porque le permitió despegarse del movimiento de la negatividad que había permitido el establecimieto nestorista. Quedando todo lo negativo en lo que ha quedado como el no-K, ya sea "el más débil"=Clarín como dice Tenembaum, o incluso otros como Carrió, etc., Cristina notó que era hora de hacer particular incapié en lo positivo; que es lo que los blogueros suelen llamar "más gestión y menos discurso".
Pero hay una cosa más. El pseudo-debate del otro día donde a mí me pareción que Lanata hizo un papelón, pero Lanata escribió al día siguiente que la descosió (una pregunta: si fue así ¿por qué tanto apuro en dar todos los retruques que no se le ocurrieron en la discusión misma lejos ya de sus interlocutoras?), o su negativo: que el papelón fue de los otros.
Y este es el punto sobre el que quería escribir. Así como fue el fin de ciclo de la negatividad, es importante decir que lo es también de la polarización. El nestorismo no superó a nada: fue en esencia negativo. La tarea superadora está a cargo de la sucesora de dicho movimiento. La superación es una afirmación, es cierto, pero si es superadora no es sólo una afirmación (como lo era el pensamiento precedente del que veníamos). De ahí la importancia de la opinabilidad.
El pseudo-debate fue en "A dos voces". Ya el título del programa muestra que hay sólo dos opiniones. Esa es la principal límitación de la primera etapa de CFK. Había una, ahora hay dos. Hacen falta muchas más. La dualidad de voces no es suficiente. Cada cual tendrá la suya, lo importante es la opinabilidad.
Así, el formato televisivo actual (y en mayor medida TN) no sirve para la pluralidad de voces. Tampoco basta con que haya dos campanas. Es necesario que podamos pensar un poco más.
Y un comentario final: no es sólo cuestión de lo que haga Cristina o Magneto o quien sea. Acá tiene que ayudar el televidente y el lector. Si lo que quiere es que piense alguien antes y salir a repetir... estamos perdidos. Hay algo dentro de todo alentador: el que sólo alcance a repetir alguna de las dos voces que hay tiene las de perder: eso es bueno porque incentiva a ingeniarselas un poco.
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