Ha pasado, el último domingo, algo llamativo. Ya era sabido que Cristina ganaría por más de 50%, ya lo decían las encuestas, se lo antició en las PASO; y sin embargo en muchos de nosotros causó sorpresa: algunos, los más, se alegrarom, otros, los menos, se entristecieron. Pero ¿por qué la sorpresa si ya sabíamos? ¿Es que todavía conservábamos, algunos el temor, otros la esperanza, de que ocurrieran las cosas de otra manera? La misma presidenta, lo ví en 678, dijo que no podía crer o que estaba viviendo. Y, es cierto, para cualquiera hubiera sido dificil de creer quepasaría algo así hace diez años.
No quiero ponerme a describir "lo que pasó". Primero porque todos saben, en alguna medida, lo que pasó. Además, porque lo que yo personalmente sé al respecto es mucho menos que muchos otros. Por último: porque tan pronto como empiece a decir lo que pasó, cualquier otro podrá empezar a discrepar, a decir que las cosas son de otra manera. Conocemos casos en que las cosas son más unifomes: los economistas y los juristas suelen tener opiniones homogeneas y no discrepar. Pero eso en una primera impresión: la discrepancia está en el corazón del derecho, y la polémica tiene su lugar central en la economía.
Pero lo que sí habría que distinguir son dos planos. Nuestro sistema político no tendría nigún sentido, ningún objeto, si no fuera porque cada 2 años se producen elecciones. sin ellas todo sería hipótesis, nada cierto. Y a deiferencia de los ciclos económios donde las elecciones se encuentran todas dispersas en el tiempo y sus momentos claves responden a otras cosas (por ejemplo, la uelta de latierra alrededor del sol, tratándose de la tan mencionada producción agrpcuaria), en nuestro sistema político, democrático, las elecciones se concentran todas un día (y cada elector elige una única opción por cada rubro).
Algunos creer que el sistema económico es mejor que el político porque los consumidores eligen siempre bien, nunca se equivocan, y los votantes mal, se equivocan, por ejemplo, cuandeligen peronismo (por otra parte, lo más común). Habría no obstante que notar, por un lado, que son las mismas personas. Pero ante todo hay que tener en cuenta esto otro: mientras que en laselecciones políticas se produce algo de una contundencia innegable, las elecciones económicas, debido a su dispersión en el tiempo, va licuando en cierto aspecto su contundencia (en comparación a las políticas) hasta hacer inocuas la gran mayoría de ellas. Por otra parte, debido a la distribución profundamente desigual del poder de compra, de las posibilidades educativas, de las oportunidades, etc., el ciclo económico permie que determinados actores concentren la capacidad de orientar (e.g. los monopolios) gran número de esas elecciones singulares inocuas, dandoles peso, pero eligiendo también el sesgo de ese peso.
Lo votantes no sólo son los consumidores; son además los que llevan a cabo las "batallas", culturales o no. Pero hay unacuestión acá. El votante es el consumidor (nadie puede no ser votante, nadie puede ser consumidor, aunque como consumidor pueda quedar reducido a expresions mínimas como unos pocos dólares diarios, por ejemplo, o incluso el saqueo -en 2001 fuimos testigo de ello- puede ser una de las formas creadas por el ciclio económico de tipo de consumidores, y otros más); pero el que protesta no es el que trabaja. En la medida en que alguien está trabajando, no está protestando. Por otra parte, es común escuchar a los que dicen que los que los que protestan no trabajan. Hya quienes sin embargo llegan a plantear ¿y si la protesta es un modode trabajo? Esto ya parece una anomalía, todo depende de si cobra por ello conforme a los valores del mercado. Pero entones ¿queda así anuladala antítesis entre trabajo y protesta?
Antes de responder eso volvamos a la relación entre el sistema político democrático y la elecciones. De un 32% a un 56% hay 24 puntos de diferencia. Esa es la diferencia entre los que votaron para diputados nacionales al FPV en 2009 y quienes o hicieron en 2011. Rondó los 2 millones de personas. Un número cercano a los votos que perdieron sumados las listas que acompañaron a De Narvaez y a Stolbizer. Si comparamos el voto a diputados en 2009 con gobernador en 2011 (BsAs) los resultados son muy similares a la relación diputador/diputados, sólo cambia la proprción en que afectó lamerma a Stolbizer y a De Narvaez.
Ahora bien, el FPV, así como pedió en 2009, en 2011 ganó, con todo lo uqe esto implica. Pero ¿qué significa esto? Me refiero no slamente a los que efectibamente implica: los cargos ejecutivos y legislativs ganados o perdidos. También implica algo queestá en otro plano: en el de la comunicación.
En este plano todo se complica, porque cada analista, cada periodista, cada dirigent, cada locutor de radio, conductor de televisión, cadabloguero, cada persona que no se limita a callar y escuchar a otros; va a decir una cosa distinta del resto de los quedicen algo.
Pero esa multiplicidad se parece mucho más a la del ciclo económico que la del político. Como las sensaciones que resulten de lo que pasó el domingo puede nser positivas onegativas, hay una primera y sencilla agrupación: lo que ganarono creen que ganaron algo (i.e., se alegraron: CKF, FAP, FIT) y los que no (Carrrió, Duhalde, Solanas...).
Por otra parte, para ser máspreciso, tenemos que decir que no existe representatividad en los medios respecto de los votantes-consumidores. Ahí no se van aaplicar por tanto losmismo porcentajes.
Pero entonces ¿podemos esperar algún efecto en el espacio comunicacional del acto electoral del pasado domingo? Evidentemente, no podemos predecir nada de eso ni en lelargo ni en le mediano plazo ni en el corto. Y en lo inmediato ocurre lo uqe ya se dijo: lo que yo diga no tiene por qué oincidir con lo que diga el lector (si es que dice). Además, hay quetener mucho ciudado para no confundir lo que pasó con lo que uno quiere que pase, si es que tal cosa se puede (yo, por ejemplo, creo que no). Pero sí podemos decir que el efecto será lo más inocuo que se pueda suponer, pues su base no son las elecciones (que sonlas bases del sistema político vigente). Consciente de esto, CKF llamó a la reconstrucción del entramado social. Esto implica no ganar la discusión mediática, sino llevar la discusión a otros espacios.
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