Dicen que todo exceso lleva en sí el germen de su propia destrucción. Algunos piensan que así ocurriría con el capitalismo, sólo que la historia no lo ha demostrado aún. Más allá de eso, excesos hay de todo tipo y lo que se vé facilmente es cómo no todos se miden equitativamente por ser mucho más notorio, al parcer para la mayoría, aquel que se produce en el otro, que el que cada cual suele percibir en sí. Cuando esta pareja de excesos tiene además diferencias políticas, entonces ocurre algo adicional: pendientes como están uno del otro tanto que no pierden oportunidad por sacar a relucir errores y falencias que ven fuera de sí en quien se ubicaría frente a él, pareciera que se van pasando la pelota y hasta que muchas veces lo que se señala es lo mismo, que cada cual pretende expulsar de sí para mantenerlo dentro del otro, es decir, de su idea de él.
Es común la referencia a un hecho similar: frecuentemente vemos como los críticos del liberalismo (entre los que gustosamente muchas veces nos contamos) destacan la combinación de una marginación de gran parte de la población, junto con una estigmatización de aquello que quedó allí, la cual sirve justamente a veces para adjudicar los defectos a los extraños, para vangloriarse de la virtud propia. Bueno, esto es algo similar, pero difiere. Consiste en algo de caracter mucho menos asimétrico y se asemeja a los que se da en llamar polarización, la cual no es celebrada por nosotros en general, si bien puede serlo ocasionalmente en un momento determinado, en función de ciertas finalidades.
Últimamente vemos varias referencias a las novedades de las encuestadoras, que ofrecen una merma del oposicionismo mediático entre las preferencias de "la-gente", a la vez que una recuperación de las figuras de la actual presidenta de la Nación y el diputado homónimo. De más está decir que esto coincide con un cese de las hostilidades agrarias que no han podido organizar este año ningún lock-out y ningún corte. Por otra parte, también se suele hacer referencia a ciertos indicadores de la actividad económica que indican el retorno a la "senda del crecimiento".
Parecería (o al menos me parece) que la crispación se ha visto reducida en intensidad. EL conflicto se relajó. Claro que esto no significa que no pueda vovler a darse uno similar, menor o mayor. Pero lo cierto es que por el momento hay lo que podemos decir un repliegue opositor, si no un repliegue de "la derecha".
Un post reciente de Ezequiel Meler, su autor dice que:
"Lo que sí preocupa, retrospectivamente, estriba en la creencia de que un gobierno, cualquier gobierno, es tan débil que no puede tolerar una movilización masiva en su contra sin contraatacar."
Al leerlo, noto que es cierto que restrospectivamente puede parecer preocupante, pero tal vez esto sea sólo claro retrospectivamente.
En cuanto a ahora, que como dice allí las aguas han bajado, parece que no podemos dejar de ver que el repliegue mencionado no es ocasión para ninguna embestida. En cambio puede emplearse el tiempo en dirigir la atención hacia plazos más largos de tiempo en sendas de sus direcciones.
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