En CI consideramos, contrariamente a lo que en ciertos casos se ha llegado a sostener en el peronismo así como en el tomismo y algunas otras doctrinas, que no existe una realidad única que pudiera servir a los fines de hacer valer como referente definitivo un argumento político en detrimento de algún otro. Es por eso que no nos sorprenderíamos si, por ejemplo en caso de "normalizarse en Indec", persistieran las discrepancias entre los economistas que basan sus juicios en la información que dicho instituto provee. Creemos además que dichas discrepancias están lejos de basarse en cuestiones de indole metodológico, cosa que corresponde meramente a una apariencia, que encaja de lo más bien en la escena pública mediática. Como prueba de ello podría aducirse la falta de correlación entre los indicadores de grado de convicción respecto a la discrepacia o acuerdo con respecto a una metodología determinada y el de conocimientos sobre el tema (aducir una "voz autorizada" no implica en este contexto más que una falacia ad verecundiam).
Ahora bien, el no contar con la realidad como referente absoluto para fundar esta categoría de argumentos, no ha de conducirnos a un relativismo respecto a los mismos ya que la exigencia de validez interna no por ello debiera ser menospreciada y porque las preferencias que se tengan son ante todo un hecho (más que consecuencia de reflexiones teóricas), incluso anterior de la justificación que se quiera dar a sí, por más que el principio postulado arriba pueda dar lugar a situaciones en las que posiciones convergentes (en un momento dado) hagan del dentido de los que los hace confluir algo esencialmente divergente, y que lo contrario ocurra en relación a emplazamientos divergentes.
Sentado esto, es obvio que el "poder" de los medios es fundamental no sólo por su capacidad de incidir en las interpretaciones de los hechos, sino porque hasta puede dirigir la atención hacia algunos y alejarla de otros o, como suele decirse, son capaces de marcar la agenda (más que un simple lector, por ejemplo, que sólo controla su propia atención y parcialmente la de los que tienen la suerte -o, ¿quién sabe?, la desgracia- de escucharlo). Y esto ocurre no sólo con respecto a quienes simpatizan con la lectura de los hechos y la jerarquización de los mismos en el montaje del medio de que se trate. De hecho, por poner un ejemplo, muchos posts parecen ser una respuesta a una artículo de algún diario como para refutarlo, etc.
Esto quizá sea lo que haga en general de la blogósfera una entidad rectiva de los medios: ya sea que hagan eco de sus enunciados, ya que salgan a responderles. Parecería que tras habernos enterado de que no hay realidad en sí, nos terminamos conformando con el montaje correpondiente a la puesta en escena mediática en la que parecería que todos comulgamos, hasta tal punto que muchos se asombran en determinadas circunstancias cuando en los diarios no se hace mención de tal o cual hecho, cosa que se refleja en el "ningún medio lo levantó".
Tal vez las "repercusines en los medios" que ostentan los principales blogs conduzcan en el sentido de hacer mermar el caracter reactivo, cosa desde todo punto preferible a una asimilación por ejemplo con una incorporación de los más populares a los modos tradicionales de montaje de la realidad que nos parece común.
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