Para algunos, lo que realmente mueve, lo que importa en serio, lo fundamental, es la economía (nota: debo decir que esto deja la impresión de un caracter obstinado). Otros, en cambio ven a esta como esencialmente subordinada a la política (no solo política estatal, pues las empresas también tienen políticas). Esto es algo por todos conocido. Pero, como también es conocido por todos, es bien común que al tratar esta cuestión, en general lo que se hace es optar según afinidad, e incluso según cómo le gustaría a uno que fuese, y luego salir a defender la postura frente a otras opiniones.
Creemos (en A.), en cambio, que someter a crítica estos asuntos (en un sentido kantiano y no en el devenido útimamente, del que se sirvió Lanata para titular su diario) es mucho más provechoso y hasta entretenido; cosa que aquí intentamos (que se logre o no ya no es asunto que nos incumba tanto) con los medios que están al alcance de cualquiera que medianamente tenga alguna que otra relación familiar, laboral, social, mediática (con su tv o radio), en la que trate al tema en cuestión. Esto significa que no es cuestión de hacer política ni economía, cosa que queda reservada para los que saben. Aquí, casi diría socráticamente, nos conformamos con el hecho en su naturaleza vulgar, en el buen sentido de la palabra. Así, como la palabra Dios admite una perspectiva teológica, una política, una linguística ¿por qué no estas dos que titulan el post? Así que nos dejamos de preambulos (para no generar unas espectativas que de ninguna manera estmos en condiciones de colmar) y vamos a las cosas, como decía el filósofo (?) español.
En su acepción primera, más superficial, economía y política representan simplemente, en un caso, la administración racional de los recursos tanto naturales como humanos. Es decir "el consenso de los especialistas", o sea, de los economistas. Así, la economía es, simplemente, el valor de verdad de los enunciados de los economistas. En cuanto a lo otro, a veces se habla de la "corporación política", del "clientelismo", la "clase política" (expresión que, he visto, disgusta a los troskos), etc. Aquí vemos en primera instancia que en lugar de surgir una categoría clara como la anterior, hay una cargada de, si no prejuicio, sí diría "comprensión preontológica" pero para no sonar heidegeriano diría, más bien, sentido común, lo cual es, está claro, otra cosa (nota: pero habría que ver si la diferencia entre la comprensión preontológica y el sentido común hace a la estrutura misma del concepto o de su valor dentro de la estructura del edificio del sistema de pensamiento).
No es mi intención aquí defender a los políticos, pero la dicotomía economía-política, es presentada generalmente como la oposición entre el manejo racional y el manejo salvaje (acá decimos "argentino", "fuera del mundo") de la sociedad. Y desde Descartes, lo racional es siempre más claro y lo otro confuso (con lo cual, dicho sea de paso, dicha doctrina reconocería no tener bien en claro cómo concibe la política).
El primer reparo a esta afirmación es la disonancia entre los economistas. Este reparo interesa puesto que justamente esa disonancia es la que es espera en la política, o diría más: lo que se espera de la política. Mientras que los economistas, sometiéndo su método al imperio de la razón especulativa, deberían llegar siempre a los mismos enunciados (como los matemáticos o los físicos), los políticos están para discutir ideas. Entonces, la existencia misma del debate pone en cuestión la validez de la concepción de la primacía de la economía, motivo por el cual se procura el control de la misma desde el establishment (pero esto conduce a otro tema, que para ser consecuente debería dejar a los economismas, justamente).
Ahora bien ¿de dónde provienen las ideas que discuten los políticos? Acá, por más racionalismo, por más republicanismo, siempre habrá un soberano (no necesariamente de carne y hueso como Nestor), sea "el príncipe", "el pueblo", "la clase obrera", "le moi" (por Luis xiv, obvio). Ahora bien ¿no lo hay -soberano- también en la economía donde los economistas salen al mismo tiempo a decir lo mismo (pero según escuelas)? ¿De donde sale esta coincidencia? ¿De la naturaleza a priori de los conceptos de la razón? ¿De que forma parte de una misma escuela con principio especulativos y voces autorizadas que se sustraen a ser examinadas por la razón especulativa? Es decir ¿cual es el fundamento de los principios?
Ahora bien, de hecho, podemos observar -es decir, limitando nuestro comentario a la experiencia mediática (por llamarla de algún modo), aquél campo compuesto por las imágenes que circulan por el espacio audiovisual y que, dicho sea de paso, en este mismo momento los legisladores, mal que le pese a Grondona, estan debatiendo su regulación legal- que la economía, el modo en que incide el discurso de los economistas demuestra que se trata, tanto como la política, de una forma particular de ejercer el poder. En una se procura velar la instancia misma donde se sostiene el mismo, en la otra (cosa que, de manera llamativa pero empíricamente indiscutible, disgusta a las clases medias, si bien entretiene a "los muchachos") se lo exhibe.
Algunos economistas dicen: "está el poder y están los especialistas (us). El poder hace desastres, hay que reducir la política, etc. etc., etc.". Los políticos, por su parte, es cierto que a veces hacen desastres, pero su discurso remite siempre, y sin excepción, en algún momento, a una instancia de legitimación que se sustrae a la discusión de los razonamietos, llámese Dios, La Patria, La Patria Grande, El Pueblo, La Libertad, La Patria Liberada, El Honor, El Campo, La Libre Competencia, La Revolución (bueno, ya saben). Siempre hay una remisión de este tipo que no es velada.
Ahora, tomando el tema desde otro punto de vista: ¿las crisis son políticas primero y luego económicas, o es al revés? Un lugar común es remitirse al siglo pasado y decir: Primero la crisis del '30 (econ) y luego la segunda guerra (pol). Este argumento, si bien suele ser eficaz (funciona del modo referido de "remitir" a un elemento diferenciado del discurso), tiene la falencia de basar una doctrina en una sola experiencia (hubo muchos otros siglos) y además, por tener una noción poco crítica de la misma. Pero además, si era la segunda ¿no hubo una primera? y a esta se le puede anteceder una crisis económica, una belle époque, lo que se quiera.
Volviendo a la actualidad. La crisis del campo (si es que va a seguir o, como los últimos dos paros, está desarmándose) ¿es política o económica? Esta pregunta, a decir vedad, se saltea una anterior, y es lo que concierne precisamente a la idea de "crisis económica". ¿Se entiende por eso la escacez o la abundancia? Y aquí entramos plenamente en terreno político. Si le preguntan a Bilcatti, por ejemplo, escuchamos sus lamentos: nos habla de escacez, y hasta lo hace como ninguno de los homeless que tienen a veces la precaución de no aburrir ya más a su interlocutor siempre con su drama. Esto es un hecho de la experiencia. Y también está el desacuerdo entre economistas: si uno es oficialista dice que (¿o es oficialista porque dice que?) subio el precio de las tierras donde se puede sembrar soja, que aumento la superficie donde se realiza tal cultivo, etc. Si son opositores hablan con otra temporalidad: "el año que viene vamos a importar leche" (nota: conque salga menos en el super ¿el resto no tenderá a verlo bien?), etc. Todo esto es para ilustrar como se entremezclan hasta tal punto las cosas que no puede hablarse de una supremacían de una sobre la otra, sino de una dialéctica. Esto, que parece una perogrullada teórica (y lo es), sin embargo, en la práctica, se muestra como una verdad superadora.
Por último ¿no hubo en el último año una situación de menor ingreso y producción que hace 4, por ejemplo? ¿Y no prueba esto que la crisis tiene una causalidad económica? ¿Y no hay sectores que promueven una crisis económica para producir una crisis política? Bueno, esto se lo dejaremos a los historiadores.
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