lunes, 18 de febrero de 2013

Las mentiras del periodismo o la Argentina bulímica

Las mentiras del periodismo son innumerables. Es decir, no nos alcanzan los número enteros para ordenarlas.

Asimismo, debe ser el género literario que más se vende. Esto significa que el número de ejemplares vendidos supera al de cualquier otro. Y siguiendo una idea muy arraigada en nuestro sentido común, esto significa que debe ser también el mejor de todos, ya que el mercado nunca se equivoca. Sin embargo esta información inobjetablemente objetiva contrasta con la que se obtiene al leer el contenido de los diarios, pues no se lo puede compara de ningún modo con ninguno de los escritores de renombre.

También puede decirse que se tratan de dos cosas distintas, la literatura y el periodismo, por lo que no compiten entre sí. Entonces no significa que sea mejor el periodismo que la literatura, sino simplimente que interesa a más gente. Esto, si es así, tiene que ser porque existe algo que las diferencie. ¿Qué es eso?

Yo no voy a decir qué son cada cosa, la una y el otro, pero diría que lo propio de la literatura es expresar los pensamientos y las emociones con belleza, mientras que el periodismo lo hace con dolor. Veamos un ejemplo.

Esta noticia (http://www.lanacion.com.ar/1555633-ni-krugman-puede-defender-ya-a-la-presidenta) fue publicada el 18 de febrero de 2013 por Jorge Oviedo en La Nación. Dice:

"La Presidenta y la jefa del Banco Central dicen que no hay problema. Mercedes Marcó del Pont sostiene: 'Es totalmente falso decir que la emisión genera inflación. Solamente en la Argentina se mantiene esa idea de que la expansión de la cantidad de dinero genera inflación'."

Y después:

"Pero Krugman escribió: 'Todo el mundo sabe que, por norma general, imprimir grandes cantidades de dinero resulta en efecto un factor inflacionario'."

Lo que hace el columnista es, aquí, contrabandiar una pequeña tarmpa para poder dar a su argumetno la credibilidad que hace serio a un periodista. Una cosa es decir "la emisión genera inflación" y otra decir que es "un factor inflacionario". Más aún cuando de lo que quiere convencernos el periodista (militante, cómo que no) es que la emisión es la única caus d la inflación, mentira por donde se lo mire.

Más adelante, sigue:

"Es el problema de los congelamientos de precios: que por un tiempo funcionan. Crean la sensación de que todo se ha solucionado, acumulan desequilibrios monstruosos y luego causan estallidos que son muy dañinos para aquellos a los que se quiso proteger."

En este pasaje se nos anticipa el periodista a algo que todavía no pasó, pero desde que surgió el acuerdo vienen diciendo que "se espera que pase" o "se admite que se piensa que puede pasar" y cosas semejantes, típicas de la pluma periodística. La idea es, entonces: por un tiempo la cosa va a mejorar, pero... ¡ojo! ¡va a ser sólo una sensación!

Este argumento es muy curioso, pues nos evoca la "sensación" de inseguridad que ellos toman por real, cuando en realidad no lo es.

Y que después de esa mejoría: vendrán estallidos cuya culpabilidad será atribuíble a la presi, para variar. ¿Será que como la fé no es como antes en vez de atribuir los males al demonio se lo hace a los presidentes? IMposible saberlo.

Para terminar, el periodista nos pone una imagen horrible:

"La Argentina, como esos obesos que bajan violentamente de peso y luego vuelven a aumentar, tuvo en sus períodos de mayor inflación algunos períodos cortos de bajos incrementos de precios. Como a los que de golpe adelgazan y les baila el cuello de las camisas."

Dice que la argentina es bulímica. Es interesante que los periodista, así como los economistas, son muy afectos a las comparaciones, creyendo que por encontrar una tenemos sus lectores que dearles la razón. No, por más desagradable que sea su plima, ese efecto no lo consigue, más que a un pequeño gruo. Lo que Artemio López ha llamado las audiencias redundantes.

Claro que no es mi objetivo copiar al periodista y decir que como lo que dice es mentira yo puedo decir cualquier cosa y hacerla pasar por verdad. Los problemas de la inflación existen, es obvio. Pero ¿por qué criticar los arreglos de precios si son un intento de bajarla? hay tres opciones. Una, que funcionen. Entonces criticarlo no es otra cosa que la estrategia "cuanto peor mejor". Otra que provoquen una aceleración de la inflación. Eso es algo que en todo caso tendrían que probar los que lo agitan. No podemos basarlo todo en ideas recibidas sin crítica alguna de unas plumas sin ningún estilo ni tampoco rigurosidad. Tercero, que no provoquen nada ¿entonces porqué tanto revuelo?

Probablemente el último sea el caso. Nuevamente, a la prensa le pasará (ya que estamos cobn los pronósticos) como al cuento del lobo. Si no pasa nada será evaluado como un logro del gobierno, pues se pronosticaban "estallidos muy dañinos" provenientes de "desequilibrios mostruosos". Y como siempre podemos decir en estos casos: sean más creativos que si sólo se limitan a apelar a dogmas les respondemos: recuerden cómo nos fue con su biblia". Pero es lamentable, mejor sería tener que discutir argumentos de la otra parte.

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"siempre junto a la urbe"