sábado, 6 de octubre de 2012

El derecho a la protesta, la seguridad y los DDHH

No he leído lo sufiiente respeto de la protesta de los gendarmes. En particular, no como para tener una idea de las reacciones que estos hechos han provocados en la sociedad, es decir, qué opiniones ha despertado todo esto. Creo que eso es lo fundamental porque, más allá de todo análisis cuantitativo, permite entender el significado social de los acontecimientos. Pero aprovecho para escribir sobre cuestiones qeu van más allá de los acontecimientos de coyuntura, si bien bien vinculados a ellos.


Lo primero que habría pensar es en la política de DDHH y seguridad del kirchnerismo hasta el presente. Creo que es suficientemente claro que con ella han estado conformes los organismos de derechos humanos, pero disconformes las fuerzas de seguridad. En lo personal, considero muy positiva las políticas implementadas en lo que significó para la justicia y los derechos de los argentinos.

Ahora quería exponer una dificultad que viene de las perspectivas "dominantes" que suelen ser bastante insuficientes par encarar los verdaderos problemas. Conversando con la gente que opina del tema sin tener más lectura al respecto que lo que dicen los diarios ni mas vivencias que lo que toca al ciudadano promedio más lo que vé en la tele, suele haber una dicotomía entre dos puntos inconciliables. Es muy raro encontrar excepciones a los que piensan que hay algo así como dos "bandos", los buenos y los malos. Claro que no se lo reconoce explícitamente, pero está implícito.

Así, para algunos, los policías son malos y corruptos y los que cometen delitos son vícimas de la sociedad. Para otros, los malos son éstos últimos mientras que los policías son todos buenos y todo lo que hagan, todo el mal que hagan a los otros, se justifica por el mal que ellos portan. Otros consideran que son todos, policías y ladrones, malos y y corruptos, y que "la gente" común es la virtuosa.

Todas estas perspectivas, que causan gracia, son muy poco útiles si queremos resolver algunos problemas prácticos.

Hay algunas cosas a tener en cuenta. Ser policía no significa ser bueno (ni ser malo). Como dice en el post de Abel, ocurre como el barbero del barrio. Si él decide quien es bueno y quien no (quien es chorro y quien no) ¿cómo sabemos si él es bueno? En nuestro país se han vivido las consecuencias de un barbero soberbio y dictador. En un grado menor, tampoco debemos tolerar una policía que persiga el robo, pero que consienta la coima (o de "otra oportunidad" a quien le comparte su botín).

La determinación de la culpabilidad de las personas no es facultad de las fuerzas de seguridad, sino de la justicia. Esto lleva a que deberían trabjar más estrechamente. Pareciera que la justicia, en muchos casos, es de los que piensa que son malos tanto los que roban como la policía. Estos prejuicios no son buenos. Claro que la justicia no es uniforme en su opinión. La justicia, sin policía, no podría funcionar. La policía sin justicia es vil.

En cuanto al reclamo actual, hay quienes dicuten sobre la insubordinación de los uniformados. Bueno, creo que una cosa es protestar y otra usar la fuerza del estado contra el estado, incluso tratándose de agentes de las fuerzas. Claro que la diferencia a veces puede ser dificil de demarcar, y en este caso habrá que analizarla bien. Pero, como se dice por ahí, la obediencia debida es un pésimo principio, y no se puede usar eso en contra de esta protesta. Habrá que apelar a otras normativas y actuar con verdadera prudencia quienes tengan las funciones de responsaiblidad.

Por último, habría que decir que otra cosa a diferenciar es la naturaleza de los reclamos y el derecho a reclamar, junto a la "ideología" de los que reclaman y su derecho a hacerlo. No es algo, creo, muy extraño el que el personal de las fuerzas tengan ideologías que se acerquen a la derecha. El tema es que la diferencia de ideología que se pueda tener no es argumento suficiente como para descalificar el reclamo. Sí se puede discutir el reclamo mismo y hasta refutar sus argumentos en caso de que así se lo quiera. En cuanto a lo salarial, creo que el trabajo "en negro" y las partes "en negro" de los salarios, tan extendidos en nuestro país, son en sí mismos un problema que ya es tiempo de sincerar.

Por otra parte, como comenté acá en el blog de Abel, la política kirchnerista de DDHH se ha orientado a quienes son objeto de represión por parte de las fuerzas, y ha sido −en mi opinión− muy positiva, y debe hasta profundizarse. Al mismo tiempo, lo que falta a esta política es un lugar a los uniformados distinto al actual. Esto no implica, por ejemplo, sólo aumentar el presupuesto en seguridad y dejar las cosa como están o quitar la supervisión sobre lo que ocurre con los que están en conflicto con la ley. No, implica ciertas reformas que tomen en cuanta lo que dice este artículo.

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