Escuchando al pasar una radio opositira -en donde se oía hablar a un político opositor-, se hablaba de una especie de interna: ¿qué dicen los votos? ¿qué castigan? (asumían, estos opositores, haber sido castigados por los votantes, al menos así dicen haberse sentido). Y la discusión era: castigaron el modo de agruparse sin tener en cuenta principios; o castigaron la dispersión en la cual se encuentran. Como se ve claramente, tenemos a ambigüedad de la palabra del pueblo argentino, que confunde a los opositores. Claro que en el kirchnerismo la confusión tampoco falta; pue mientras unos interpretan la palabra en el sentido de que al pueblo le importa tan poco Clarín que no vota como él sugioere (y que por ende basta del tema medios en la agenda); otros en el de que es una muestra de que Clarín estaba equivocado, no era cierto el reinado de un clima antiK, que era un microclima mediático, o a lo sumo de cierta parte del territorio nacional; que esto demuestra la mentira de Clarin; que fortalecidos de este esclarecimiento debe atenderse en mantener el camino sin verse seducidos por las artimañas de la corporación mediática, etc.
Sabiamente, la primera mandataria del país dijo que no era tarea de alguien de su estatura el interpretar lo votos, tarea menor que relegó a perioditas, blogueros e ideólogos varios. habló así de mares de tinta, quizás evocando todo lo que se escribió antes y cómo se sentido cambia al leerlo el lúnes, hasta el punto de dejar a algunos, lo hayan notado ellos o no, en el ´idículo. No sabemos, no obstante, si hablaba de eso o si sólo pronosticaba que se iba a seguir desoyendo la música que porta la palabra que se pronunció ese domingo.
Uno podría creer que si un opositor interpreta un castigo a la dispersión es porque pertenece a una fuerza que mantiene espectativas de encabezar todavía un aglutinamiento del arco opositor que desoiga principios doctrinarios y hasta ideológicos; mientras qeu quen en la misma oposición interpreta e lcastigo a un aglutinamiento pragmático (léase de derecha); pertenece a una fuerza incapaz de liderar un aglutinado tal.
De otra parte, si un oficialista cree que hay que interpretar que el debate por la comunicación peca de abstracto, quizá sea porque le huele a un progresismo con que que no comulga tnto como con los principales referentes de los mismos medios; mientras que si interpreta que las PASO forman parte del mismo creen que deben escucharse los argumentos que forman parte del mismo, en particular la parte con la que no estaría de acuerdo Clarín, y que sería de su agrado.
En este sentido, estas elecciones resultan un poco raras: no defnen mucho, solo que Scioli y no Ishi será el candidato a gobernador por el FPV; que el Proyecto Sur fue superado en sufragios por el FIT, cuando se esperaba que mientra que a éste le costaría saltar el cerco de 1,5, los otros serían una de las fuerzas nacionales. Todavía hay que esperar a Octubre para que se defina si CFK es reelecta, si también lo hace Scioli, etc. Así, con unas consecuencias de pequeño alcance, sus efectos en la marea de tinta arece enorme (por ejemplo ¿no se ha visto una escasísima producción escrita en los escribas de La Nación esta semana?). ¿Por qué? Bueno, es obvio que porque sirve para anticipar, cual encuesta, lo que va a pasar en Octubre. Pero más de uno dice ¿No muestran las PASO que el gran diario argentino, TN, La Nación, R10, editorial Perfíl, y todos los pastores que cuidn del grupo (desde dentro o desde afuera) nadaban en mares de arena, que bebieron del manantial de su propio espejismo, que se han indigestado con ello?
Parte de ello puede que sea verdad, pero no puede decirse con exactitud. Eso fue lo que dijo Cristina. Ella no lo cree. Se entretiene, eso sí, por haber sido tantos años militante, con toda esa fantasía, pero no para creerla. Pero ¿qué significa esto entonces? ¿Que mientras Scioli nos pide Fe ella brega por una especie de escepticismo, oscur ofruto de una pasión burguesa? ¿Es este el meollo de la interna del FPV? Creo que no. La Fe de Scioli, tan criticada por la de Sarlo, por Aguer, es de una ética protestante: la fe en el trabajo, que lo elegidos disfrutaran incluo antes de que se establezca, de una vez por todas, el Reino de los Cielos, sea la Patria Liberada, la Argentina del Primer Mundo o el Granero de él. Esa Fe, que Cristina no viene a negar sino a hacer cumplir, no hace más que darle su forma más elevada: el amor, tema en el que últimamente, con sabiduría, ha sabido hacer hincapié. Junto con la Esperanza, son las tres que infunde en el pueblo. Mucho se escucha "fuerza Cristina", pero la fortaleza, virtud cardinal, de poco valdría sin estos tres hábitos que forman la base de la doctrina kirchnerista.
Así, pues, interpretar los votos, ese mensaje político de las masas donde hasta los más tienen voz y no sólo un puñado de esclarecidos ideólogos, resulta un oficio que muchas veces es capaz de nublar la razón, si pierde ésta de vista su auténtico tutor, las virtudes más sublimes de todas.
Pero interpretar no es escuchar, como ya dijimos en otros posts. Escuchar es una actividad del alma mucho más llana, que debe hacerse con humildad, como nos enseña Cris. Así, quien ante la palabra del pueblo argentino escuche un castigo no podrá conseguir una porción de felicidad para los suyos, fin último de toda política, tanto de derechas como de izquierdas.
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