http://rambletamble.blogspot.com/2011/07/jaimito-duran-sobre-el-ataque-tropical.html
Si un adversario no es capaz de dominar sus emociones , la forma del ataque debe herir un punto sensible de su biografía, para que actúe de la manera más irracional posible.
Si menciona que no puede dejar de responder cuando "su honor está en juego" y cree que es preferible perder las elecciones que guardar silencio frente a un ataque que lo afecta en determinada área, ya sabe dónde golpear.
Tómele la palabra. Hiera su honor con el ataque, incítelo a gastar todo su dinero amplificando el tema y gánele la elección.
Lo grave para él es que cuando Ud. triunfe, la gente creerá que la acusación fue cierta. Esa es la lógica cruel de la política. Los que ganan tienen la razón y escriben la historia.
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http://desdegambier.blogspot.com/2011/07/los-padres-de-la-campana-inmunda.html
[Después de que enfurecieron, le hicieron perder la cabeza a un candidato] entonces conquistamos nuestro objetivo: nublar su mirada con la ira para que se destruya a sí mismo. Terminamos ganando en forma abrumadora la elección. Varias veces implementamos acciones del mismo estilo.
Cuando el propósito es alterar los nervios de una persona no imprta hacer un ataque masivo, más allá de que sea necesario aparentar que lo es. Una cosa es jugar con la vanidad del rival, empujarlo a que invierta su tiempo y sus esfuerzos en tonterías; y otra muy distinta nuestro objetivo: demoler psicológicamente a un ser humano. No es tan fácil de hacer. En ocasiones el ataque político fue tan brutal que el adversario se aniquiló psicológicamente e incluso llegó al suicidio.
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