Es de lamentar la indefinición en que se encuentra en general lo que públicamente se postula respecto de la política. Es decir: mientas vemos cómo las ciencias (por poner un ejemplo) avanzan en esta direccción o aquella de manera definitiva, o sea que lo que se establece queda establecido e nadelante y una revisión no implica el abandono de un recorrido para volver al punto de partida y emprender una dirección que se había creído inútil y luego es la verdad oculta del proceso en revisión, para después nuevamente volver sobre los pasos, y seguir indefinidamente en moimientos de este tipo.
Voy a aclarar un poco más, puesto que es frecuente escuchar criticas que dicen que "en este país" todo estaría mal hecho, una instancia de los cual sería el que cada gobierno anula todo lo que se había hecho hata un determinado momento y emprende una dirección opuesta en la gestión, y luego el gobierno siguiente hará otro tanto, etc. De hecho, como debido a una circunstancia impuesta tuve que ver, lamentablemente, dos eleznables programas televisivos que tenían como invitado a Tinelli, pude escuchar a este personaje, precisamente, aludir a este tema. Concretamente, se quejaba de esto mismo, de que según él los gobiernos declaraban que todo lo hecho antes estaba todo mal, para luego empezar de nuevo, indefinidamente. Para diferenciar esta formulación, tam común por otra parte, y por ende tan de sentido común (a punto tal de que se lo repite incluso menos por si significado que por su procedencia; es decir, alguno lo va a repetir por el sólo hecho de que la "autoridad" de que inviste a Tinelli la TV le persuade se su supuest averdad, independientemente de lo que ésta implicaría de serlo) de aquella que motiva el post diré que una condición para diferenciarlas es si resulta, la formulación misma, un intento de captar un hecho, o si no es más que un enunciado con tendencia y qeu, como tal, sólo apunta a incidir en alguna de las puntas del conflicto social en un momento dado. En cuanto al ejemplo en cuestión, la cosa se aclara muy facilmente con el contexto del enunciado, pues lo que estaba haciedo Tinelli era básicamente criticar y oponerse a la nueva ley de medias audiovisuales, con el pretexto de que con la misma iría a pérdida, y con el de que las cosas no se hacían así en ninguna parte del mundo. Digamos, de paso, al respecto: eso de que Tinelli vaya a pérdida me recuerda mucho al Australopitecus Biolcat, al frente de la Sociedad Rural, diciendole precisamente a Zaiat eso mismo respecto de su negocio que, cabe mencionar aquí, está caracterizado por el beneficio adicional del monopolio que le otorga la escacez del recurso que explota; y además: el hecho de qeu no se hagan las cosa así en otros países es un argumento que por más que se o pueda tomar, si uno lo piensa un poco, una consecuencia del mimso es que restringe el alcance de toda medida nacional a un universo muy limitado, por ser éste uno que ya fue ensayado, otorgando la prerrogativa de la innovación a otros países, de los cuales el "ser el único país del mundo" en los cuales las cosas son de alguna manera determinada es frase que se usa más bien como elogio que como crítica, como sucede hacia adentro.
Es claro que se dice muchas veces esto para criticar justamente algún gobierno que toma una iniciativa, por ejemplo de caracter inovador, qeu reforma profundamente alguna estructura social.
Tomemos ahora un ejemplo: la política dedicada a los servicios públicos. Si bien mi edad me priva de la posibilidad de muchos recuerdos de aquella época, cuando se comenzaron a implementar las privatizaciones de Menem, una de las cosas que se decían a favor era que su gestión en manos del estado era ineficiente, para lo ual se citaba el caso del tiempo que tomaba instalar una nueva línea, y la incidencia deésto mismo en el valor de una casa, etc. Luego de eso, en cambio, tenemos la posibilidad de instalar una línea en un brevisimo tiempo, en comparacióbn. Con Kirchner, la política cambio eminentemente se signo. Esto se demuestra fácilmente, demostración que daré pues el otro día un amigo (decididamente antiperonista) insistía en qeu Kirchner y Menem eran la misma cosa (hasta el punto que parecían dontar la misma entidad, curiosamente), premisa de la cual obtenía la siguiente conclusión: Kirchner gobierna para el FMI. Yo le decía, en cambio, que mientras Menem y Cavallo (a quien le tenía mayor estima que a Menem este amigo mío) tomaban deciciones en convergencia a las recomendaciones del FMI (las queeran públicas), Kirchner tomaba otras que entraban en conflicto con aquellas. Un hecho que ponía esto de manifiesto eran las críticas que los economismtas de lFMI y afines solían dirigir contra dichas políticas. En fin, la demostración es esa misma: si el FMI realiza indicaciones de caracter contrario a las deciciones que toma un gobierno y si, además, critica estas últimas, no se puede aseverar (como lo hacía mi amigo) que ese gobierno sea funcional al FMI.
Supongamos ahora que las elecciones presidenciales proximas otorgan la presidencia a un político, digamos, afín al FMI, y "amigo de los inversores externos", etc. Supongamos que comienza a desandar los pasos del Kirchnerismo en política de servicios públicos. Tenemos pues la situación siguiente: como decíamos arriba, lo que hace un gobierno lo deshace el que le siguie, el cual a su vez puede tener la misma relación on el gobierno posterior a él.
Veamos ahora la política de derechos humanos. Primero: los militares y marinos no lograron (y parece que aún no han logrado hacerlo) concebir la idea de derechos humanos. Parecería que bajo su bogierno sólo tenían derechos quienes ellos querían y quines no, no. Con Alfonsín se llevó a cabo un juicio a las juntas, y si bien muchos critican a Alfonsín por las leyes de obediacia debida y punto final, haber enjuiciado a las juntas implica una discontinuidad ya que, de haber permanecido un gobierno de un mismo signo que el que lo precedió, no hubiera habido tal juicio. Luego, con Menem, se indulta a los jerarcas lo que leva a suitación al mometno inicial: como si los juicios ni hubieran tenido efectos. Más tarde, con Kirchner, se empiezan a juzgar los hechos que se habían querido tapar. Y podemos suponer que un gobierno de derecha sucesor del kirchnerimo podría tomar medidas de caracter contrario.
El lector se preguntará a qué voy con este breve y simple relato de cosas sabidas por todos. Pues bien, a que el enuncioado de arriba parece terner su correlato, es decir, parece referir a algo, algo que es un hecho, hecho que parece inseparable de la política de este país; pero que además, no se trata de implemente dar marcha atrás y reemprender otro camino, sino que se trata de una suerte de dialéctica; o sea: las acciones pueden agruparse en dos tendencias contrarias que se van intercalando entre sí. En otras palabras, es lo que podríamos llamas el bipartidismo implícito argentino.
Nuevamente, llegamos a una formulación que parece de Perogrullo. Su valor reside en que, gracias a su obviedad teórica sucede que en general se estará de acuerdo, y no podrá ser "caracterizado" como el podtulado propio de algún partdo, ni si quiera como un principio antipolítico. Por otra parte, y pese a lo anterior; prácticamente no es tan evidente, y esto es lo más interesante.
¿Qué significa qeu no sea prácticamente evidente? Daré algunos hechos que explican esto: Tanto Menem como Kirchner llegar el gobierno a la cabeza del mismo partido y sin embago son gobiernos del signo opuesto; personalidades qeu antiguamente se las agrupaban en sectores hacia la centroizquierda en momentos posteriores son consideradas más bien como referentes de la derecha católica, etc. Ahora, en vez de continuar la lista, deengamosnos un momento en el primer caso.
El sector antiperonista tiene cierta tendencia a identificar a Menem y a Kirchner. Dicen que ambos on lo mismo (así como Kirchner hizo lo mismo con Macri y Menem, por otra parte). La tapa de la revsta Noticis que ví el otro día e nRetiro sugería esto mismo. "La Carrió" repetía esto tanto como Estensoro en las últimas elecciones. Es claro que dependiendo del "eje" de discusión, es decir, dónde ubicar la línea divisoria entre las diferentes políticas, uno puede clasificar como se le ocurra. Alguien podría así decir: Videla, Alfonsín, Menem, De La Rúa, Kirchner son todos iguales, por ser hombre; mientras qeu, en cambio, tanto isabelita y Cristina Fernandez, por ser mujeres, difieren radicalmente. Lógicamente es admisible. Sólo que todos estarán de acuerto a que pese a su corrección lógica, el precednte enunciado no provee nada de información sobre la política argentina.
El tema parece entonces dónde hubicar la línea divisoria y est onos conduce a otro problema, similar al mencionado arriba. Es el siguiente: el lugar donde se ubique la línea divisoria podrá ser favorable a tal o cual tendencia, lo que dificulta superar la cuestión, es decir, la supuesta dialéctica que mencionamos arriba. Y digo supuesta dialéctica porque en realidad no es dialéctica, la cual concluía en la superación. Contrariamente a Hegel a Marx, lo que la historia parece mostrar es qeu, lejos de consistir e nun defenir hacia su fin, concebido como saber absoluto o una determinada sociedad, no hay superación histórica alguna.
Bueno, esto parece en realidad un poco extremo y demasido pesimista y tal vez si se miran períodos históricos extensos sí pueda hablarse si no de superación si de acontecimientos que no sean perpetuamente puestos a revisión.
Sea como fuera, podría también plantearse lo contrario y decir que postular continuidaddes y rupturas carecede valor por no ser hechos qeu puedan establecerse de una vez por todas.
Pero la "polarización" no es un mero hecho casual ni el producto de la estrategia de un político en particular. La base de esto es simplemente que de ungobierno se puede estar a favor o en contra, lo cual es el punto de partid de la polarización. Tanto la idea del "apoyo crítico del progresismo", por ejemplo, se soburdina, mal que le pese, a la polarización; así como las diferencias entre la oposición. Por otra parte, solo sobre la base de consensos puede una política llegar a tener lugar en la administración nacional, tal como lo de muestra la hitoria de la izquierda en Argentina.
Pero parece que este post se contradice a sí mismo. Primero se decice en favor de alguna formulación que intente quedar libre de las idas y vueltas de la dialéctica y, finalmente, reduce todo a elemento del par que se opone en la polarización.
Pero la polarización no es un hecho del mundo. Si fuera así sería más fácil. Pues la línea divisoria de la que hablamos arriba está subordinada a las "necesidades del presente" o sea, se subordina a la polarización preponderante en un momento histórico dado. Así, en el 2002, la línea divisoria no podía ser peronistas-antiperonistas ya que tanto peronistas como antiperonistas confluían en un gobierno que pasó a representar, para la opinión pública, la causa de la crisis de ese entonces. Pero la línea divisoria no siempre es tan eficaz. Es decir: líeas divisorias hay todas las que se quiera, pero sólo la que en un momento determinado representa la realidad para la opinión pública es la que adviene eficaz. Dicho de otro modo: sólo cuando algo se presenta como única verdad una línea divisoria es capaz de denotar la Realidad.
Pero ¿qué es esto de única verdad? Refiere simplemente un hecho historicamente determinado. Debemos definirlo de este modo: sólo ocurre en la ruptura de alguna coninuidad histórica y su grado (el grado de realidad) declina a medida que uno de aleja de la discontinuidad.
Toda vez, entonces, que se interrumpe una continuidad de este tipo, se presenta la confluencia que afirma la línea divisoria eficaz para dicha ruptura; confluenia que nunca es completa.
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