jueves, 8 de agosto de 2013

A días de las PASO 2013

Cuando un votante es lo que se suele llamar "informado" o cuando es militante o político, su manera de elegir el voto difiere mucho de la de quien es un descreído y no sabe a quién votar.

Esta diferencia explica perfectamente la impotancia que tiene para candidatos locales el que figure un candidato nacional, conocido para los votantes. Y cuando existen dos candidatos, ambos colgados del mismo referente nacional, enfrentados en una interna sobre la cual el votante nada sabe, entonces no sabrá en qué definir su decisión.


Estos dos tipos de votantes, el polítizado y 'común' tienen un peso relativo diferente. El segundo pesa más que el primero, desde luego. De ahí que en épocas electorales haya una primacía del mensaje empático, incluso marketinero, por sobre el propiamente político.

Cuando empezó el tema de Massa, era una cuestón de los politizados, es decir, si se largaba o no una oferta electoral opuesta a Cristina para las paso. El mensaje "poskirchnerista" iba dirigido a esa minoría, y produjo lo que algunos consideraron un cisma en el FPV. El tema es que ese plano del mensaje no es el mismo. Muchos han llamado la atención sobre el hecho de que De Narvaez le ganó a Kirchner, pero también a Scioli y a Massa en 2009. Esto expresa el simple hecho de que el presunto cisma de dirigentes, candidatos y militantes no necesariamente repercute en una forma idéntica en la masa de votantes.

En cuanto a esto último, la "indeterminación" de Massa de un principio, su intento de representar una superación dialéctica a lo Hegel de la contradicción K-antiK, ha sido calificado por varios sobre el final de la campaña para las PASO como fallida. Al parecer, y sin que el cristinismo haya aparecido confrontando en particular, se empezó a posicionar Massa con un más claro perfil opositor, resignificando incluso hacia atrás.

Por otra parte, el kirchnerismo se vio beneficiado con un efecto residual de la estrategia de Massa: el repliegue de de Narvaez. Como si el oficialismo así lo hubiera planeado, tendrá de acá a octubre para, favorecer la identificación de Massa con el campo meramente opositor en la opinión pública.

El desdoblamiento en dos partes del proceso electoral beneficia su racionalidad. Los golpes de efecto tienen menos campo de injerencia dado que hay dos (como mínimo) momentos en que el votante que llamamos común tiene que pensar "¿a quién voto?" en lugar de uno, para una sola elección.

En época electoral, pues, el protagonista de la política ha de ser este tipo de votante, donde, como suele decirse, el factor afectivo es el más importante.

En sociedades democráticas como la nuestra, además, son los actos electorales las batallas decisivas. No las únicas, pero sí las que más importan, porque en ellas se definen quiénes ocupan cuáles lugares de poder político dentro del estado.

Los procesos tienden a ser estables y conservadores: dificilmente ocurra algo similar a lo que paso con Cleómbroto I al enfrentar a Epaminondas. Lo que ocurra en unas elección está más cerca de la consolidación de algo que se haya venido gestando (sea de cambio o no) que a un virage de ocasión. Esto último ocurre, en general, en otros momentos y no en las elecciones, y por lo general se vinculan estrechamente a fenómenos que caen en la esfera de lo económico, como una cesación de pagos o un espiralamiento inflacionario. Es así que la estabilidad económica (en el sentido de que no ocurra nada demasiado brusco) es básica para cualquier oficialismo.

Recordemos ahora los resultados del pasado, para obtener un pantallazo de las efectivas preferencias elctorales del electorado bonaerense.

Año 2005

FPV         43,03%
PJ (Dhualde)     14,95%
ARI         8,74%    
UCR             8,04%
PRO                7,04%
PAUFE          5,92%

Año 2007

Frente para la Victoria     48,10
Coalición Cívica (Stolb.)     16,59
Unión - Pro                 14,90
UCR                5,06


Año 2009

Unión - Pro          34,58%
FJPV            32,11%
ACyS             21,48%
NE             5,56%
FIT             1,47%

Año 2011

FPV         54,11%
FAP         16,81%
UDESO-UCR     11,14%
Saa           7,96%
FP          5,86%
FIT        2,30%
CC ARI        1,82%

2 comentarios:

Tilo, 72 años dijo...

Veo expuesto el tema electoral como quien va a elegir un objeto a un comercio ó en una vidriera. Más que una encrucijada inesperada que puede cambiar planes y rumbos, se trata del ejercicio de una opción que estaba previsto con fecha fija. Se trata nada más ni nada menos que de quienes van a ocupar les escaños de las legislaturas. De quienes tendrán a cargo crear leyes para tratar de resolver los problemas de los argentinos. O no.
Los distintos resultados mostrados indican que salvo el FPV, el resto de las otras expresiones políticas se han disuelto, mezclado, contrapuesto ó amontonado. Hemos visto a personas de conspicua presencia televisiva cambiando de camiseta y de compañeros de equipo sin pudores, sin excusas, sin vergüenza y - seguramente - sin principios.
Creo que estos travestis ó tránsfugas políticos tratan de medrar con la poca memoria de quienes "votan por obligación" y sin un especial interés.
Recuerdo una opinión emitida por Fernando Solanas Pacheco en un programa de TV (cuando no ...) con respecto a la calidad inferior de los votantes humildes de algunas provincias del NOA. También la clasista manifestación de Bartolomé Mitre a una revista brasileña acerca de la "dictadura de los votos".
Llego a la conclusión de que si a alguien se le ocurriera "calificar" a los votantes, los primeros en ver su voto impedido serían los "descreídos que no saben a quién votar".
Lamentablemente hay varios sectores, en especial los que dominan económicamente, sumamente interesados en que la desinformación política cunda tanto como sea posible, no sea cosa que los giles se enteren y le molesten su negocio.

Saludos

Peter de A. dijo...

Tilo, sinceramente no veo, afortunadamente, que el voto calificado sea hoy por hoy una posibilidad que se pueda temer, más allá de alguna expresión poco feliz. Con votantes "descreídos que no saben a quién votar" me refiero a los que no creen en ninguna de las opciones políticas y cuando se les pregunta a quien votarán responden no tener idea. En realidad me quería referir a aquellas personas que no siguen de cerca la política y son, en cierta meida, más permeables a las "oeraciones berretas". Me acuerdo de una amiga que no veía hace tiempo y me dijo que no había nadie en quien votar, y luego de hablar un poco me dijo que pensaba votar a Carrió, sin saber que no podía hacerlo porque se candidateaba para capital siendo que ella vota en provincia... Yo quise señalar la diferencia entre este tipo de votantes y los que, por ejemplo, están encolumnados en una organización plíotica, que en el cuarto oscuro no dudan y tardan menos tiempo. Esta amiga mía muy probablemente se entere de la oferta electoral en el cuarto oscuro mismo y decida en algunos segundos (claro que sobre la base de toda una cocepción bien arraigada). Por eso me referí hace unos días en otro post en lo importante que me parecía que las fuerzas políticas logren articular mejor su relación con capas más amplias de la sociedad (reconociendo, claro, que mucho parece haberse hecho en tal sentudo los últimos 10 años), para involucrar más racionalmente al conjunto para el acto electoral, que es el más valioso e importante de los episodios en la política actual desde mi punto de vista.

Saludos


"siempre junto a la urbe"