lunes, 22 de octubre de 2012

Relato, dolarización y viento de cola

Muchos opositores suelen ver en el "relato" del oficialismo una especie de anomalía, algo así como un invento ad hoc de lgobierno para elevar su aprobación. En realidad, no sabría medir con exactitud cuantos son ese "muchos" opositores que digo, pero son algunos.

Pero el tema es que el "relato" no es exclusividad del gobierno.Cada partido tiene el suyo (consideramos acá partido en el sentido de cad aparte del conflicto, Clarín es en sí mismo un partido, desde este punto de vista, con las ventajas y desventajas que implica tener que tercerizar las cuestiones electorales).

Además, se suele pensar (viejo resabio del noventismo) que el "relato" es cosa de los politiqueros, a quienes les gusta debatir, mientras que los científicos, los economistas por ejemplo, no debaten, saben. Entonces, traen orden al caos argumental del kirchnerismo. Así es como presentan conceptos a esos fines.

Este post es entonces oportuno para mencionar que los economistas suelen, si bien con un lenguaje un poco introvertido para las masas, también hacer debates, relatos y cosa por el estilo. En particular, me llamaron la atención dos posteos que hacen toda una vuelta para justificar un argumento que en el fondo no se sostiene.

El primero, de Levy-yeyati, que en enero decía que:
"Hoy, en cambio, el billete verde ya se usa de manera incipiente como medio de pago para algunos bienes y servicios (no sólo las históricamente dolarizadas transacciones inmobiliarias) a una paridad cercana a la punta compradora del mercado paralelo"

Le pregunté en los comentarios y dijo "el plomero piensa dolarizar parte de sus ganancias, y como la AFIP no lo deja, tiene que hacerlo al paralelo Si el que encarga el trabajo puede ir a la cueva y venderlos a escondidas o venderselos al mismo precio o algo mas barato al plomero. Por que no harian esta transaccion?".

Mi plomero, por suerte, no me cobra en dólares.

Luego, al retomar el tema acá,  vemos cómo el arte de la economía permite que alguien cambie absolutamente lo que quiso decir, evitando tener que rectificarse, con el recurso a "es una cuestión de palabras".

De modo parecido, en este interesante post, también económico, se destaca el primer comentario que critica, justamente, que toma la discusión alterando totalmente la frase "viento de cola" y lo que significa:

"a) medir el "viento de cola" a traves de las exportaciones industriales suena incorrecto; mas para el caso argentino donde los precios de las commodities suelen ser asociados con el viento de cola."

Es decir,  viento de cola significa soja cara, y este post no tiene nada que ver, habla de viento de cola como demanda de productos indutriales argentinos, etc.

La respuesta del bloguero es:
"alcanza con cambiarle el nombre. No vale la pena enroscarnos en un debate de lenguaje."

 Así, vamos cambiando el sentido de las palabras cada vez que digo una sandez.

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"siempre junto a la urbe"