jueves, 22 de abril de 2010

La suerte de Clarín

Hace poco surgieron dos cosas que llamaron bastante la atención: las opiniones vertidas por Escudé en TN, la entrevista que salió en tapa de La Nación sobre el "nuevo gorilismo anti-K".

Esto se suma a otras dos cuestiones publicadas en el blog de Rubén Sentis: las ventas de Clarín han bajado; que radio nacional consolida la audiencia.

También hemos escuchado que NK se está recuperando en las encuestas.

Entre tanto, también está la "pelea" por la ley de medios. La estrategia de pararla judicialmente parece un manotazo de ahogado, pues la misma surgió sin que se expusiera un sólo argumento verosimil para refrendarla.

A fines de marzo, algunos saliern a decir que el gobierno utilizaba políticamente su política de derechos humanos. El argumento en realidad nos muestra cual es la concepción subyascente: bancarse la política de derechos humanos, siempre y cuando no tenga consecuencias políticas. Pues, después de todo, esto demuestra que no se trata de unos simples viejitos ya que los hechos del pasado manifiestan su influencia hasta el presente, y una revisión histórica, una rectificación del pasado, incluso una reparación, sin duda tendrá efectos sobre el presente, lo quieran o no quienes ostenten las prerrogativas del presente apoyadas en aquel pasado yla impunidad sobre el mismo. De más está decir que la edad no es argumento suficiente para defender la impunidad, como tampoco lo es la obediencia.

Pero creo que hay que agregar dos cosas. Por un lado: unos cuantos es están hinchados las bolas de Clarín. No me refiero a los blogueros que, en realidad, al menos en un caso como el mío, ante la incomunicación y la monopolización de la opinión por parte de los grandes medios, encontré en los blogs un lugar dónde no sólo había otras opiniones sino que además era factible salir al cruce de algo que se había escrito, y eso iba a figurar en la misma página del texto. O sea, se trata de una manera diferente de organizar la comunicación, mucho más democrática, sin duda. De algún modo se asemeja a la diferencia entre el desarrollo de software privativo y software libre.

El tema es que ahora salen (los de Clarín) a decir que en realidad los blogs son "la misma vieja política de siempre"; quiero decir: acusan a los blogs de ser a imagen de los medios dominantes... pagados por la política. Pero cualquier persona que se acerque y lea un poco se da cuenta, con gran facilidad de lo falso de lo que se está diciendo. Me parece que la última chance que le queda a este modus operandi es que la gente le tenga miedo a las computadoras, como la gente que no se anima a tocarlas por miedo a romperlas o algo así. En una palabra: el miedo.

Decía pues que unos cuantos se hinchan las bolas de Clarín. Y no me refiero con esto a la nota mencionada arriba en La Nación. Es evidente que La Nación se diferencia de Clarín. Hace algunos años los gorilas amigos decían que Clarín era un diario K y sólo se podía leer La nación. Esos mismo amigos míos ven perfectamente que Clarín ahora no es un medio de comunicación: es el órgano de la oposición... sólo que sin oposición. Por eso causa gracia cuando Nelson Castro pide a gritos que alguien en ese campo contruya hegemonía.

sábado, 3 de abril de 2010

¿Y ahora?

Dicen que todo exceso lleva en sí el germen de su propia destrucción. Algunos piensan que así ocurriría con el capitalismo, sólo que la historia no lo ha demostrado aún. Más allá de eso, excesos hay de todo tipo y lo que se vé facilmente es cómo no todos se miden equitativamente por ser mucho más notorio, al parcer para la mayoría, aquel que se produce en el otro, que el que cada cual suele percibir en sí. Cuando esta pareja de excesos tiene además diferencias políticas, entonces ocurre algo adicional: pendientes como están uno del otro tanto que no pierden oportunidad por sacar a relucir errores y falencias que ven fuera de sí en quien se ubicaría frente a él, pareciera que se van pasando la pelota y hasta que muchas veces lo que se señala es lo mismo, que cada cual pretende expulsar de sí para mantenerlo dentro del otro, es decir, de su idea de él.

Es común la referencia a un hecho similar: frecuentemente vemos como los críticos del liberalismo (entre los que gustosamente muchas veces nos contamos) destacan la combinación de una marginación de gran parte de la población, junto con una estigmatización de aquello que quedó allí, la cual sirve justamente a veces para adjudicar los defectos a los extraños, para vangloriarse de la virtud propia. Bueno, esto es algo similar, pero difiere. Consiste en algo de caracter mucho menos asimétrico y se asemeja a los que se da en llamar polarización, la cual no es celebrada por nosotros en general, si bien puede serlo ocasionalmente en un momento determinado, en función de ciertas finalidades.

Últimamente vemos varias referencias a las novedades de las encuestadoras, que ofrecen una merma del oposicionismo mediático entre las preferencias de "la-gente", a la vez que una recuperación de las figuras de la actual presidenta de la Nación y el diputado homónimo. De más está decir que esto coincide con un cese de las hostilidades agrarias que no han podido organizar este año ningún lock-out y ningún corte. Por otra parte, también se suele hacer referencia a ciertos indicadores de la actividad económica que indican el retorno a la "senda del crecimiento".

Parecería (o al menos me parece) que la crispación se ha visto reducida en intensidad. EL conflicto se relajó. Claro que esto no significa que no pueda vovler a darse uno similar, menor o mayor. Pero lo cierto es que por el momento hay lo que podemos decir un repliegue opositor, si no un repliegue de "la derecha".

Un post reciente de Ezequiel Meler, su autor dice que:
"Lo que sí preocupa, retrospectivamente, estriba en la creencia de que un gobierno, cualquier gobierno, es tan débil que no puede tolerar una movilización masiva en su contra sin contraatacar."

Al leerlo, noto que es cierto que restrospectivamente puede parecer preocupante, pero tal vez esto sea sólo claro retrospectivamente.

En cuanto a ahora, que como dice allí las aguas han bajado, parece que no podemos dejar de ver que el repliegue mencionado no es ocasión para ninguna embestida. En cambio puede emplearse el tiempo en dirigir la atención hacia plazos más largos de tiempo en sendas de sus direcciones.
"siempre junto a la urbe"